Familia Rechartina sigamos viviendo nuestro III domingo de cuaresma convirtiendo y transformando nuestros corazones. Cristo, Cordero inmolado y resucitado, es la fuente de la que mana el Espíritu Santo, que perdona los pecados y regenera la nueva vida. Nuestra búsqueda y nuestra sed encuentran en Cristo la satisfacción plena, manifestaremos que la salvación no está en las “cosas” de este mundo, que al final llevan a la sequía, sino en Aquél que nos ha amado y nos ama siempre: Jesús nuestro Salvador, en el agua viva que Él nos ofrece.